Belmonte

Belmonte de San José es un pueblo inexistente de la inexistente Teruel.

Una villa de 100 habitantes escondida un valle mediterráneo, entre el Matarraña y el Bajo Aragón.

Cuando entres en Belmonte verás casitas antiguas con muchas flores en las puertas y ventanas, un bar grande, una tienda pequeña, el refugio de los escritores, una iglesia preciosa que toca el órgano y canta las horas, y un montón de caminos y senderos por donde transitar en soledad bajo el azul Mediterráneo.

Sí: Mediterráneo y soledad. Dos conceptos mágicos que solo por estas tierras pueden ir naturalmente de la mano. Únicamente en los meses de verano hay más gente de los normal, pues llegan los veraneantes, atraídos por el oxigeno, la placidez y la piscina municipal, situada en medio del campo.

También tenemos una ermita: La ermita de San José (que era un santo, la verdad).

Un lugar maravilloso al que subir caminando su amable sendero o su no tan amable cuesta, algo más empinada pero muy saludable; si la subes se te ponen unas piernas fuertes y estupendas. La ruta empieza en El Camí de la sort, Camino de la suerte en castellano, una ruta que tenemos la suerte de poseer a tan solo 10 minutos andando del planeta Filou.

Por aquí tenemos muchas rutas:

⸻ la del Valle de la luna.
⸻ Y el sendero a La Cerollera.
⸻ Y el Camí del barranc fondo que te lleva al paraíso de las piedras, grandes, preciosas, durante el trayecto pasarás por debajo de alguna de ellas y no sufras que no te aplastará.
⸻ Y para bonito lo que se ve desde mirador; dos miradores tenemos de hecho, uno en el pueblo y otro arriba, y desde los dos puedes ver las estrellas brillar (asegúrate de que sea de noche) con la intensidad que otorga la ausencia de contaminación lumínica. Belmonte y contaminación son conceptos opuestos, pues el aire aquí sabe a cielo (cursi pero cierto).

Pregúntaselo a quien quieras y te lo dirá: a Belmonte también se viene a respirar. Así es; aquí se respira. Aquí se respira en todos los sentidos.

ES